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Retrato de una pesadilla

Carlos José Gazal Yunes

Pink Floyd: The Wall

Uno de los usos más prácticos de la música es ambientar el cine.  La banda sonora correcta en una película es tan importante como un buen casting o una buena ambientación. Los temas musicales nos comunican todo tipo de mensajes, así que para tener una obra completa, los productores fílmicos prestan especial atención a este tema.

Pero, qué pasa si se da a la inversa? Es decir,  cómo adaptar una película a un álbum? Existen muchos ejemplos de este fenómeno, pero ninguno tan sublime como The Wall de los maestros del blues progresivo psicodélico, Pink Floyd. Se podría decir que es un referente obligado de la opera rock y el cine musical. Al mismo tiempo, el álbum es una de las obras musicales más importantes de nuestra era.

El director Alan Parker se une al cantante, bajista y compositor de Pink Floyd Roger Waters para llevar a la pantalla esta perturbadora y hermosa obra musical. La historia central se narra primordialmente con las composiciones de Waters, teniendo algunas intervenciones esporádicas de diálogo entre los personajes. 

La temática de la película trata de Pink, el cantante de un grupo de rock, quien arrastrado por sus traumas de infancia hace un recorrido por su propia mente. Si bien los diálogos nos hacen unir ideas, es la música la que realmente cuenta la historia, acompañada por las magníficas animaciones del afamado ilustrador Gerald Scarfe, quien retrata las pesadillas del personaje principal marcado por la muerte de su padre en la Segunda Guerra Mundial.

Para cualquier aficionado de la música, The Wall es un obligado a ver, pues su influencia en la cultura artística actual es innegable. Lo mismo se puede decir de los fanáticos del buen cine, ya que el trabajo visual es exquisito, sumado a un guion bien adaptado y una línea cronológica interesante.

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